Archivo mensual: agosto 2020

383. «Tauroética». Fernando Savater

Libro de «hoy»: 2020

SAVATER FERNANDO; Tauroética, Ariel, Barcelona, 2020. 125 pág.

Género: ensayo. Época: contemporánea (2004-2019)- Ámbito geográfico: España.

Fernando Savater (San Sebastián, 1947) es un profesor que impartió, hasta su jubilación, las disciplinas de Filosofía y Ética en las universidades madrileñas Autónoma y Complutense, así como en la del País Vasco. Actividad docente que complementó con la de escritor, llegando a publicar numerosos libros y artículos. Ha cultivado (y sigue haciendo) los géneros de novela y ensayo, además como articulista de prensa y colaboraciones en radio. Consideramos que, intelectualmente, Savater es un liberal, pero desde el prisma humanístico y no desde la visión economicista que actualmente rige en el mundo. Por su actividad literaria ha sido distinguido con numerosos premios, como los de periodismo Ortega y Gasset (2000), y el Mariano de Cavia (2012); el Anagrama y el Nacional de Ensayo, ambos en 1982.

Traemos a esta biblioteca virtual o rincón bloguero un tema de actualidad es el que se discute (que no debate) sobre si deben abolir las corridas de toros o no. Se habla mucho, se chilla mucho más. El debate sereno brilla por su ausencia, pues no parecen admitirlo los abolicionistas. Como advierte Savater «no hay que hablar a tontas y a locas, pero cada vez va habiendo en España actual más ocasiones para recordar esta norma». Hoy predomina (en este materia y en muchas otras relacionadas con la política) lo que yo vengo a definir como la «Teoría de la razón bronquista», o sea la que se quiere imponer por la fuerza de la bronca, del exabrupto, a ser posible utilizando el altavoz de los medios de comunicación para acallar a gentes prudentes. Pero sin argumentos razonados. Predomina el interés por vencer sobre el de convencer.

El enfoque que el autor pretende aportar con este trabajo es «debatir este asunto de ética aplicada», para ello dedica la mayor parte de la presente obra («obrita, indica subraya el filósofo). Como advierte el editor, no se trata de un alegato a favor de las corridas de toros sino contra las argumentaciones moralistas de quienes quieren suprimirlas.

Ensayo estructurado en tres partes, conteniendo cada una de ellas dos, cinco y seis apartados respectivamente, a modo de cortos capítulos. Uno de ellos recoge su disertación en un pregón taurino.

Argumentos varios son los que aporta el veterano profesor. Como botón de muestra sirva cuando recuerda que «toda forma de vida, empezando desde luego por la vida humana, se conserva y nutre a partir de otras vidas. Es el sacrificio de lo orgánico…». Critica tanto los planteamientos estrafalarios como la vuelta al Santo Oficio o las teorías politizadas. A su vez defiende la libertad de elección de asistencia o no a las corridas de toros y se manifiesta rotundo al afirmar que animalismo no es humanismo.

Un trabajo pequeño de extensión pero amplio de razonamientos serenos. Que sea el lector quien tome posición. A quien suscribe estas líneas le parece un trabajo sensato.

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382. «Juan Belmonte, matador de toros». Manuel Chaves Nogales

Juan Belmonte

Libro de«ayer»: 1935

CHAVES NOGALES, MANUEL; Juan Belmonte, matador de toros, Alianza Editorial, Madrid, 2017 (4ª reimpresión), 409 pág.

Género: biografía. Época:  1897-1935. Ámbito geográfico: Sevilla, como centro, además de muchas referencias a otras ciudades españolas y sudamericanas.

El autor Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 – Londres, 1944). Escritor y reconocido periodista  de  su época que comenzó su actividad profesional en su ciudad natal, siguiendo por Córdoba, Madrid, París y finalmente Londres, donde estuvo exiliado y falleció a causa de una peritonitis. Allí, permanece enterrado. Fue un escritor olvidado, porque era demasiado molesto, demasiado incómodo (Eduardo Jordá, Diario de Sevilla, 1/11/2017). Allá por 1994 en las investigaciones, para la tesis doctoral, la profesora María Isabel Cintas rescató su figura y su obra de la oscuridad intelectual. Cuando estábamos leyendo la publicación que ahora se comenta tuvimos ocasión de conocer algo más de su obra. Fue durante la II Edición del Ciclo «Letras en Sevilla», organizadas por la Fundación Cajasol. Un interesante programa con autores tan destacados como Arturo Pérez-Reverte, Jesús Vigorras, Andrés Trapiello, Juan Eslava Galán,… También, Pilar, la hija mayor de Chaves Nogales, una nonagenaria que aportó pinceladas del plano humano del periodista-escritor. Pérez-Reverte afirmó que fue el mejor periodista español del siglo XX. Trapiello lamentó lo que se tardó en reconocer su valía, encuadrándolo como un testigo de esa tercera España, entre los dos bandos de la Guerra Civil y más adelante durante la dictadura. Sevilla, su ciudad natal, le recuerda con una calle, en el barrio de Nervión. Curiosamente, su padre, al también periodista, escritor y cronista Manuel Chaves Rey, se le recuerda con la rotulación de otra calle – calle Chaves Rey – en el sector de la Avenida de la Palmera. No es nada usual que, en una misma ciudad, padre e hijo, con la misma profesión,  la periodística, cuenten con sendas calles a su nombre.

Biografía, estructurada en veinticinco capítulos y un epílogo, este a cargo de la periodista Josefina Carabias (una de las más destacadas periodistas durante la II República, franquismo y Transición). Es, precisamente, Carabias quien recuerda del biógrafo Manuel Chaves Nogales «que no era aficionado a los toros ni mostraba jamás el menor interés por los toreros ni la vida taurina» y que lo que le guió para acometer este libro fue el interés por «un tipo humano de carácter excepcional».

El escritor da cuenta de la vida de Juan Belmonte (Sevilla, 1892 – Utrera, 1962), quien fuera un destacado matador de toros que revolucionó el arte de la tauromaquia rompiendo con los moldes considerados como clásicos hasta entonces. La biografía está narrada en primera persona, como si fuera el propio torero el que fuera dando cuenta de sus vivencias. Se trata de una biografía inacabada, puesto que finaliza en 1935, cuando Belmonte contaba con cuarenta y tres años. Hasta los setenta en que falleció lo que se conoce es por otros documentos escritos y periodísticos, incluído el triste final del torero, que se suicidó en su finca utrerana en 1962.

Aquel artista de la tauromaquia procedía de una numerosa familia de extracción humilde. Nacido en la sevillana calle Ancha de la Feria, vivió largo tiempo en el barrio de Triana. Él siempre se sintió trianero. El fallecimiento de su madre, siendo niño le marcó mucho, pues su padre, comerciante quincallero, no le dedicaba apenas tiempo a su educación. Alameda de Hércules; calle Castilla, donde vivió con su padre y hermanos; Altozano; San Jacinto y mercado del Barranco fueron escenarios de sus juegos infantiles. La dehesa de Tablada era el lugar separado de la ciudad donde con otros amigos iba de manera furtiva, por la noche, a dar unos capotazos a toros de la dehesa. Si en el Altozano (junto al puente de Triana, donde la ciudad le recuerda con un monumento) fue donde aprendió el toreo de salón y en la dehesa de Tablada fue donde supo como dar sus primeros capotazos a los astados, llevándose más de un revolcón.

Prematura orfandad materna; amistades de infancia y juventud; miseria personal y familiar; hambre; fatigas; sacrificios; desprecios; cornadas; relaciones con otros toreros, empresarios, periodistas, aficionados y aduladores: triunfos y fracasos; ingresos y gastos; amoríos; miedos, que siempre le acompañaron; dudas; viajes por toda la geografía española, sin apenas descanso; viajes al otro lado del Atlántico, cuando ya era figura y donde conoció a la mujer con la que se casó, por poderes, son cuestiones con las que Chaves Nogales aproxima al lector al lado humano del mito. Recuerda como la rivalidad entre Joselito y él fueron más cuestión de empresarios y críticos que entre ellos, pues tuvieron buenas relaciones profesionales y personales.

Dentro del periodo de tiempo recogido por Chaves se detecta alguna omisión importante. Así debe destacarse la corrida de su alternativa en la plaza de Madrid (el doctorado para los taurinos). Quizá la omisión se deba al mal sabor que le debió dejar al diestro pues, según se puede leer en prensa de la época, el público salió muy descontento por los altos precios de las entradas y la mansedumbre de los toros.

Fue una biografía que tuvo éxito cuando fue publicada y lo mantiene, prueba de ello son su numerosas ediciones, reediciones y reimpresiones.

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